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Artículos hablando de cosas serias, la forma puede no serlo tanto.

El hombre y la blogosfera: El soplaflautas lameblogs

El autor advierte al lector que no se va a cortar un pelo y el contenido de este post puede herir la sensibilidad de algunos. Otros me darán la razón y a otros que se reconocerán les saldrá una úlcera. A éstos últimos es a los que se lo dedico especialmente, va por ustedes.

El hombre y la blogosfera: El soplaflautas lameblogs
o
«No follo ni pagando, así que intentaré dar penita y ser sensiblero»

Primero de todo me disculparé por utilizar una palabra, blogosfera, que en realidad me parece horrenda, pero era por no poner dos veces la palabra blog en el titulito. Bien, ya podemos entrar en materia.

Esto de los blogs es la leche, cualquiera puede montar el suyo y dedicarse a escribir sobre lo que le parece. Yo escribo cosas supuestamente humorísticas (o al menos lo intento), otros escriben sobre sensaciones o sentimientos, otros cuentan con quién (y cómo) fue el último polvo,… en fin, los contenidos de un blog son como los culos, todos tienen el propio. Y a priori todos son respetables (lo cual es mentira, ya que no me parece nada respetable cuando alguien airea intimidades de terceras personas escudándose en el anonimato, pero no es lo que tenía en mente hablar ahora).

Lo que verdaderamente quería comentar hoy es el público que uno atrae, y más concretamente una clase de público. Lo que un blog atrae depende básicamente de los contenidos. Como ejemplos, valga que si uno escribe algo con humor absurdo, evidentemente la gente que se paseará por ahí será la gente a la que le haga gracia el humor absurdo; si uno escribe un blog erótico (o para adultos) atraerá a otros erotómanos, gente atraida por el morbo, voyeurs y pajilleros; si uno escribe un blog sobre sentimientos, tendrá lectores de gente que simpatice, otros que se sientan reflejados y empaticen,… y buitres.

A partir de ahora es cuando me pongo desagradable, que luego nadie se queje porque puedo ser muy bruto (y lo seré).

Si tienes un blog donde hablas de sentimientos, parece que pasas por una mala racha o eres sensible y además tienes tetas, tu blog es un caldo de cultivo para buitres. Si no tienes ninguno, tranquila, que el tiempo lo soluciona todo.

El soplaflautas lameblogs, nombre científico de esta clase de usuario, suele identificarse por la oposición de dos conceptos claros: apariencia y realidad. Aparentemente es alguien sensible (todo lo que escribes le parece la máxima expresión de los sentimientos en forma de palabra, cosa que no se corta en demostrarte, diciéndotelo siempre que puede), experimentado (da igual si te está matando el mal de amores, tu churri te está poniendo los cuernos con todas las golfas que se cruzan en su camino, o que tengas un cáncer terminal, el gilibobo lameblogs ya ha pasado por eso y consiguió superarlo, menos cuando habla que es cuando se desmorona debido a su sensibilidad), atento (si necesitas ayuda, sabes desde el primer comentario que puedes contar con su sensibilidad y experiencia, estará más que encantado de poder ayudarte en lo que sea), culto (no tiene la menor dificultad en citar textos de los grandes de la poesía, de la que además es un enorme aficionado y la vive con la misma intensidad que el respirar mismo), y asexuado (no te preocupes porque sea un hombre, él jamás se aprovecharía de una debilidad de una mujer para conseguir las cosas que todos los hombres deseamos de vez en cuando). Realmente, lo que quiere es follar.

Sus comentarios suelen incluir halagos (completamente gratuitos), muchas palabras de ánimo, frases de significados supuestamente profundos (normalmente, en realidad, absurdos sin sentido) y a veces incluso te molesta copiar y pegar de cosas que ha buscado en Google (para darselas, que uno diga que entienda de poesía no significa que uno entienda de poesía… ¿Verdad?). No escatimará en gastos a la hora de afirmar lo bien que escribe, lo maja que es, lo guapa que le parece, lo maravilloso que ha dejado el blog con esos cambios que ha hecho en la plantilla la dueña. Es todo un cielo de persona. Por ahí será lo del lameblogs (ya que lo de lameculos, es una imposibilidad física), porque costará encontrar alguien más pelota y empalagoso (y costará mucho).

La vida del gilipitos lameblogs también está cuajada de malas experiencias. Sobre todo su vida sentimental es un desastre del nivel de un maremoto en el pacífico o una pandemia mortal: las mujeres no le hacen caso, y las pocas que le hacen caso lo tratan mal y lo desprecian, o mucho peor, se lo follan y después lo desprecian. O eso dice él. Y claro, no perdamos de vista que es un chico sensible; él quiere una relación estable (de 2 horas por lo menos), no follar como animales en celo. Sin embargo, independientemente de sus castas intenciones y la sincera amistad con la que también se le llena la boca (a falta de un trozo de carne de mujer), el soplanardos lameblogs no escatima tampoco en soltar cada dos por tres lo desgraciadito que es. ¿A que es enternecedor?

Con cierta frecuencia el giligaitas lameblogs tiene su propio blog. En él enlaza a algunas de sus almas gemelas: mujeres (evidentemente y casi en exclusiva) con tendencia a hablar de sentimientos, que puede que sufran o hayan sufrido por amores, con las emociones a flor de piel y puede que perdidas en las mareas de la vida. También le valen las que hablan mucho de sexo o ir de flor en flor, para lo que quieren con eso es suficiente (y a lo mejor si andan desocupadas es menos trabajoso). Y por supuesto los escritos que pone (por no decir que vomita) suelen ser del mismo tipo de verborrea pretenciosa, pegajosa y empalagosa que sus comentarios.

En definitiva, el soplacimbelillos lameblogs es solamente la evolución a la era digital de la mas ruin, execrable y despreciable clase de ligón: el que miente y se hace pasar por lo que no es por un polvo, el que no tiene el menor escrúpulo en engañar y seducir para conseguir meterla en caliente (o que se la chupen, en realidad tampoco es que le importe mucho) y después si te he visto no me acuerdo, el que se aprovecha de la buena voluntad de las personas y les crea (o al menos les intenta crear) falsas ilusiones con las que llegar a su objetivo (la entrepierna) hablando de sentimientos, emociones y el corazón.

¿Por qué lo llaman corazón cuando quieren decir polla?

PD: Es una pregunta retórica.

El macrobotellón de las gónadas

Un correo que ha ido rulando por ahí últimamente.

EN MURCIA.Se convoca a todos los murcian@s y a los que quieran, a reunirnos con fecha de jueves 17 de marzo, en plaza de la universidad de la Merced, para demostrar a los de Albacete y Sevilla que podemos ser más que ellos, y sobre todo; reivindicar que habiliten un sitio para poder hacer botelleos y basta ya de leyes absurdas, como no vender alcohol después de las 22:00h, que lo único que hace es perjudicar a pequeños comercios. ANIMAROS MURCIANOS, NOSOTROS NO VAMOS A SER MENOS!!!
Lugar: Plaza universidad de la Merced Día: 17 de Marzo ENVÍALO A CUANTA MÁS GENTE MEJOR!!!!

Esto va a levantar ampollas, lo sé, pero mira que es lo que me apetecía escribir hoy. Ah, ya de paso he decidido escribirlo de manera que he modificado un poco las palabras malsonantes de la versión original (porque ya se sabe que TPF es un blog así en plan familiar, hostias).

Veamos.

Estimado cenutrio.

Me importa un cojón de vaca (sí, acertaste, las vacas no tienen cojones, así te haces una idea de lo que me importa) la cantidad de gente que se reuna en Albacete y/o Sevilla a hacer un botelleo. También me importa un pimiento (morrón) vuestro bolsillo y vuestra (posible) cirrosis, así como la posible rivalidad en cuanto a número de comas etílicos acumulables en una sola noche que seáis capaces de acaparar para comparar con la de nuestros vecinos Albaceteños o los de más allá.

Me parece muy bien que unos cuantos colegas se junten a tomarse unos copazos cuando les salga del nardo, aunque personalmente yo no pinto nada en un botellón por causas ajenas a la empresa. En realidad incluso si echo cuentas a mí un botellón me sale más caro que ir a un garito cualquiera, triste pero cierto. Pero no era eso de lo que yo quería rajar hoy.

De lo que quiero rajar, estimado besugo, es de lo estúpido que resulta que parezca que una generación casi en bloque esté más inclinada a movilizarse por el hecho de tener un sitio donde ponerse como cubas (sí, también, estoy generalizando bastante, pero tengo entendido que el índice de borracheras y comas etílicos es mucho mayor desde que se impuso el tema este de los botellones, diversión garantizada), que por cosas como la pérdida de calidad de la enseñanza, el precio de la vivienda y la mierda de contratos que se han ido imponiendo con el tiempo.

Sí, desde luego me parece cojonudo que haya quien se taje tanto como le dé la gana (por mí como si le pegan al aguarrás al 50% con lejía) y cuándo dé la gana (mientras no se mee nadie en mi puerta, que para eso tenía el rifle de aire comprimido y los perdigones de huevo y sal, que eso sí que es divertido y lo demás son tonterías), pero me parece de una ridiculez supina (porque me han dicho hace un rato que «panda de subnormales» era algo fuerte, vaya, que si no es lo que hubiera dicho) que habiendo cosas realmente importantes como el tema de la vivienda (supongo que muchos no tendrán la menor intención de irse de casa de sus padres, claro, pero tarde o temprano a todos nos darán una patada en el culo), la caída de calidad de la enseñanza (en barrena y sin aerofrenos), la facilidad con que a uno lo pueden poner en la puta calle con los contratos actuales (y la mierdecilla que pagan muchas veces como no seas el tío más pro del planeta), me soba soberanamente la bolsa escrotal (por no decir que me toca muy mucho los cojones) que se hagan llamamientos masivos a ver cuántos somos capaces de reunirnos en plan manifiesta (de manifestación y fiesta, no es una errata) para pedir un sitio donde poder tajarnos a gusto…

Como comprenderás, estimado mequetrefe, después de leer ese correo he llorado dos veces: la primera de risa, porque me la da pensar que se reuna más gente por un motivo así que para pedir por los derechos realmente importantes, la segunda en realidad he llorado de pena por el mismo motivo. Sí, no hay quien me entienda. Si estos llamamientos tienen realmente efecto, realmente voy a pensar que hay una generación (o dos) que no vale ni la tierra en la que la van a enterrar (a este paso, de enfermedades del hígado); así que el día menos pensado, de recibir un mensaje así, lo mismo me planteo acercarme a un botellón con una botella de butano a la espalda y me inmolo en medio de to el fregao, así yo también pasaré a competir con Peter Kürten, Ed Gein o Charles Manson (que no Bronson)…

Así que, por favor, de aquí en adelante no me hagáis partícipe de estas ideas de bombero y al menos viviré felizmente ignorante de que mucha gente de la generación que me sigue (por tiempo, no por ideología) se preocupa más de la borrachera de la semana que de tener una vida medianamente digna.

Atentamente, alguien a quien le toca las gónadas (otra vez porque esto es un blog familiar y no queda bien decir que me toca las pelotas) esta clase de gilipolleces.

¿Por qué TPF?

Ante todo, prometo por las bragas de Mafalda, de verdad de la buena, que las entradas no-coñeras se reducirán al mínimo imprescindible (o sea, solo cuando me salga de las narices) en cuanto acabe los exámenes, pero ahora mismo no estoy de humor. Me quedan dos neuronas después de los estragos que están causando los apuntes y las muy desgraciadas no se hablan, así que tampoco me puedo permitir siquiera intentar hacer algún chiste más de la cuenta, con suerte alguien hablando conmigo se ha podido llevar el último (señoraaaaa, que me los quitan de las manooooos, uno me quedaaaaa, unoooooo, vamos guapa que los tengo a buen precioooo).

Puede ser, y digo puede, que las zorr… digooo, las musas no me hayan abandonado todavía, sólo me están siendo infieles y se lo montan entre ellas; porque ideas tengo a montones pero no me termina de coagular ninguna, así que aprovechando que he visto que pueda existir la duda y que tengo el día de un ñoño supino, me voy a marcar uno de esos posts que o dejan a la gente pensando «qué tío más de puta madre» o «es gilipollas y en su casa se lo dicen», voy a explicar por qué escribo TPF.

Sí, señores, porque yo tengo claro por qué escribo TPF. Básicamente se trata de un ejemplo clásico de megalomanía, un ego demasiado crecido y que como el dinero con el dinero, el ego atrae el ego. Con eso no quiero decir que vosotros mis lectores seáis unos egomaníacos como yo (al menos no todos), sino que yo cuando veo que desde que TPF es TPF he tenido más de 40000 visitas y que crece a un ritmo de aproximadamente 130 diarias me pega un subidón de ego que no se pué aguantá; y necesito más, más, es como una droga. Si es que lo peor que se le puede hacer a alguien que hace un chiste es reírselo, porque termina creyéndoselo, y ahí estoy yo, que ya me he creído que soy gracioso y todo. Eso aparte de ser el fuckin’ boss, que tanto lo he dicho que ya me lo creo de verdad y voy por ahí como si el mundo fuera mío, pero es otra historia que contaré cuando alguien me salte los dientes por chulomielda (cosa que por cierto pospondré todo lo posible, ya que además con un estímulo así soy capaz de alcanzar velocidades nunca vistas).

El caso, amiguitos, es que yo no escribo para mí. Si fuera para mí directamente lo dejaría guardadito en el disco duro de mi ordenador, que es lo que hago con las cosas que escribo para mí; pero no, esto está aquí para que lo leáis, y ya puestos para que me doréis la píldora (Sí, qué pasa, soy un chulo prepotente, pero al menos soy sincero. ¿No?) si os ha gustado aportando comentarios (si no os gusta, pues a otra cosa mariposa). O sea, que todo esto es por vosotros (cada vez me suena más a discurso de candidato en campaña), nenes y nenas, y el objetivo es que paséis cinco minutillos divertidos. Como ya expliqué en otra ocasión, esto se convirtió en un blog por culpa de gente como vosotros que llegó pensando que era un blog, y sigue existiendo porque habéis quienes me reís la gracia, así que nada tíos y tías (si es que al final hasta yo me he vuelto un merluzo de lo políticamente correcto), encantado de que os guste alguna cosilla que escribo y gracias por subirme el ego periódicamente a niveles estratosféricos.

Iba a hacer un chiste sobre que a falta de sexo buenas son palmaditas en la espalda, pero tengo el día demasiado ñoño, así que voy a coger un pañuelo y recogerme el moquillo que me pende desde la nariz hace rato ya, la emoción, ya se sabe…

Hoy no hay entrada

No voy a malgastar frases ni palabras para este monstruo. Los insultos, todos, se quedarían pequeños. Solo espero que la luz del sol no la vea jamás. Que cada día de su vida, recuerde como le arrebató la vida y no pueda dormir. Que no salga de esa cárcel donde debe estar. Por celos. Por creerse justo juez de la existencia. Como tantos otros, como otros tantos que van destrozando lo que tocan. A golpes. Como animales. Como lo que son. Monstruos de esta sociedad.

Mi entrada de hoy queda pospuesta, en su lugar enlazo precisamente la entrada de hoy de Alba, de la que he extraido el párrafo inicial.

Hay cosas que merecen que los chistes malos pasen turno.

Ser freelance…

…o sea, ir por libre, que hay que explicarlo todo.

Cuando uno trabaja en una empresa la cosa viene siendo sencilla, haces lo que te dicen (mientras no tenga nada que ver con poner el culo en pompa o meterse debajo del escritorio de nadie) y lo que tengas en el contrato (si poner el culo en pompa lo pone en el contrato yo empezaría a preocuparme), tragas con un jefe, dos, tres o los que toquen, con el mobbing nuestro de cada día y según el tipo de trabajo que tengas de vez en cuando soportar las becerradas de algún cliente exaltado y algún compañero inepto de morirse.

Pero trabajar por libre es algo completamente distinto. Ser un «mercenario» (y más si subsistes por debajo del nivel del Mar de Hacienda, o sea que eres de esos que se dedican a la economía sumergida, el dinero negro y tal) tiene muchas ventajas y muchos inconvenientes, tantos que al final resulta que son mundos completamente distintos.

La principal diferencia es que no tienes jefe (yeah), o al menos no tienes un jefe fijo ya que cada primo… perdón, cada cliente (en mi caso temillas de diseño gráfico y web) se convierte de facto en tu jefe. El que paga manda (y tú deber es hacerle creer que lo que quiere es lo que tú vas a hacer). El cliente/jefe es algo tan circunstancial que rara vez puedes terminar odiando a alguien por ello por muy capullo que sea, el tiempo de contacto es demasiado corto y no tienes por qué besarle el culo demasiado tiempo. Además, como asunto completamente circunstancial que es, a menos que hayas firmado algo sobre el trabajo siempre puedes terminar mandándolo a tomar por saco y aquí paz y mañana gloria (se resiente el bolsillo, pero el orgullo se te sale hasta por las orejas, cojonudo para la autoestima). En un curro clásico tu jefe es tu dios y su profeta, y tal y como están las cosas tiene las llaves del purgatorio (los peores encargos posibles) y del infierno (la cola del paro) y si te ciscas en su familia acabarás mal. Siendo un freelance lo peor que puede pasar es que si repites mucho lo del «por saco» acabes cogiendo mala fama.

Los horarios de trabajo son también gloriosos. Puedes trabajar cuando quieras y como quieras (imaginate en un trabajo normal pudiendo estar con tu refresco, tu música preferida a todo tren, el bocata a medio embutir, a las 2 de la mañana porque no te apetecía hacerlo antes), dicen que es bueno marcarse unos horarios rígidos para que el hábito mejore el rendimiento, pero la verdad es que a mí no me ha hecho falta, dentro de todo caos hay un orden implícito aunque desconocido (toma ya). Ni qué decir que te puedes soltar un cuesco sin que un compañero te mire con cara de mala gaita mientras tú poner ojillos de decir «para qué vas a preguntar». A veces un cliente exige tenerte vigilado, eso significa que terminas plantándote a trabajar en un lugar fijo (una oficina o un despacho) para que vean que realmente trabajas,… psa, si no tienes tan mala suerte puedes seguir teniendo el horario que te de la gana (dentro de los márgenes de apertura del sitio donde tengas que estar), y a las malas siempre puedes traerte el trabajo de casa y hacer el teatrillo allí, eso a gusto de los escrúpulos de cada cual (y lo bien que te caiga el cliente). Eso porque de momento ninguno me ha permitido hacerlo con la webcam a través del msn…

La diferencia dolorosa está en lo que se gana. Hay pocos freelance que puedan decir que cobran un pastón (y los que lo hacen son ingenieros), un freelance cobra bastante más pasta que un currito de a pie por el mismo número de horas de trabajo, pero dificilmente va a estar siempre currando. Las listas de espera de clientes son cosa poco menos que de ciencia ficción, la gente no tiene paciencia y si no les puedes hacer el curro cuando dicen se buscan a otro (con lo que pierdes pasta y orgullo) y no puedes evitar tener parones entre un encargo y otro (siempre se pueden ver como vacaciones por tramos, no hay mal que por bien no venga, dicen), así que eso de hacerse rico a base de pegar palos al bolsillo ajeno está dificil (como no sea que seas agente de seguridad freelance, y te lleves un camión blindado lleno de billetes, como hizo el Dioni, que no era freelance pero sabía como funcionan estas cosas). Eso sí, cuando trabajas te quedas a gusto, las cuentas hechas a ojímetro siempre salen beneficiosas y más cuando acabas el trabajo en menos tiempo del que esperabas (las facturas de un freelance se hacen con el mismo estilo que romper un tablón en una exhibición de artes marciales: garrotazo y tentetieso); aunque a veces se echa en falta tener tu sueldecito fijo a finales de mes, aunque no sea para tirar cohetes.

Se que algo más me dejo en el tintero, pero cuando se me ocurra fijo que lo dejo caer por aquí como continuación.

P.D.: Ahora mismo puedo constatar que (a veces) las listas de espera existen, tengo tanto curro que he tenido que darles fecha de comienzo para dentro de mucho a algunos… Para compensar luego me tiraré meses sin ver un trabajo, lo que yo te diga.

Frase del día:
«El cliente no tiene la razón, es más, el cliente ni siquiera sabe lo que quiere.»