Seguí avanzando cautelosamente por los pasillos de aquel lugar, cruzándome con otras almas estudiosas de lo desconocido iguales que yo. Muchos estaban allí por las mismas razones que yo, aunque sus intereses fueran diferentes e igualmente ignorados por mí. No hablé con nadie, pues mi mente estaba absorta en rememorar una y otra vez todos los conocimientos que había adquirido hasta aquel día.
Encontré la estancia donde había de ser evaluado por uno de aquellos que debía decidir si había alcanzado el adecuado nivel de oscuros conocimientos. Parecía haber llegado tarde, y todos los que como yo, debían pasar la prueba, estaban ya sentados y en silencio. Yo me senté frente a la puerta, costumbre que había adquirido hacía tiempo, en previsión de que los hechos que acontecieran a continuación fueran tan espantosos que debiera huir, cosa que había ocurrido ya en alguna ocasión.
Aquel hombre, una especie de estudioso entre los estudiosos, el gurú de los conocimientos que están prohibidos excepto a aquellos que son considerados aptos, esa especie de ente superior erigido sobre sus iguales por ellos mismos en reconocimiento de la ingente cantidad de sus viles sapiencias (o a dedo, como se suelen elegir estas cosas a veces), me puso sobre mi mesa una hoja de papel llena de símbolos arcanos.
Aquella hoja, llena de incomprensibles galimatías más propios de un demente que de personalidades cuerdas, me hizo temer que en algún momento hubiera ofendido a los mil hijos de Hypnos y que todo fuera una pesadilla enviada por ellos, los Oniros. O tal vez algún resquicio de la putrescencia que introdujeron en mi mente las gentes y los sitios que vi en su día a través del Trapezoedro Brillante y no pude purgar de mi cerebro. Mi cuerpo se sacudió de pavor como si una manada de Cthonians hubieran irrumpido bajo mis pies, al darme cuenta de que incluso en mis peores sueños, donde los Ángeles Descarnados de la Noche campan a sus anchas y los inmundos Shoggoths me atormentan con su fétida presencia, había sentido nunca tal cantidad de horror.
¿Cómo podría alguien nunca haber podido albergar en su interior tamaños conocimientos? Solamente las preguntas, horrendas expresiones de ideas y sabidurías largamente olvidadas, oscuras representaciones de horrores putrescentes y aberrantes que descomponen las mentes que se exponen a ellos y las convierten en plasma burbujeante y hediondo. En todo lo que había estudiado de mis espantosos libros, no había ni una sola referencia a tales monstruosidades.
No pude evitarlo, me giré y le pregunté al hombre que había sentado a mi espalda.
– Macho… ¿Esta asignatura cual es?
– Elasticidad y resistencia de materiales.
– Me cagon en Cthulhu, me cago en Nyarlathotep y me cago en la mitad de los Dioses Arquetípicos…
Miré a un lado y otro, atenazado por el pánico de la confusión, todo lo que me rodeaba se convertía ahora en una cruel y deforme sátira de mis objetivos. La cabeza me daba vueltas. No recuerdo exactamente cómo conseguí salir de allí, sólo que horas más tarde conseguía llegar a casa por mi propio pie, con el cuerpo intacto, pero con la mente caminando al borde del más profundo abismo de la locura. Apenas recuerdo nada de aquello, poco más unas cuantas palabras que todavía resuenan en mi mente.
– Pero ¿Cómo? ¿Ya se va usted? ¿Le parece el examen demasiado difícil?
– Es que ni siquiera estoy matriculado aquí, yo soy de otra carrera…
Frase del día: «Ïa ïa Shub-Niggurath»
PD: El autor pide disculpas a todos los que no son fans de Lovecraft, porque lo más probable es que no les haya hecho la menor gracia todo esto. Ya escribiré algo que sea más comprensible por el universo no friki.
PD2: Por motivos ajenos a mi persona, estoy temporalmente y por una duración indefinida sin internet en casa. Esto significa, evidentemente, que no puedo ni atender los comentarios, ni el correo y menos aun el msn (lo de leer otros blogs ya es otra galaxia en esta situación), a menos que lo haga desde la universidad, así que paciencia. Por supuesto significa también que se acabó lo de dejar posts nuevos en fin de semana, con la molestia que eso hace…