Sin palabras

Dicen que una imagen vale más que mil palabras, y no lo dicen pero todos sabemos que a veces una cara dice más que mil imágenes. Con la edad uno va aprendiendo a identificar qué significa cada cara, que nadie piense que es fácil, hace falta toda una vida para aprender los significados y aun así la mayoría jamás dominaremos el arte de leer las caras.

No obstante, hay una persona que lo domina de una manera casi sobrenatural, nadie más en el mundo es capaz de leer una cara como lo hace ella: tu madre. Y la tuya, y la de aquel y la del otro de más allá. Lo de las madres con las caras es una cosa realmente impresionante, y claro, cuando todavía no estás muy al tanto de cómo funciona el mundo, tú tienes la sensación de que cuando menos tu madre es la prima de Rappel que toma zumosol.

Por ejemplo. Estabas solo en el salón jugando con los playmobil, con tu madre haciendo la comida, y claro, el pirata bueno había arrinconado al malo después de un combate a vida o muette por toda la cubierta del galeón pirata (barco que nunca tuve, pero este es mi chiste y me lo follo como quiero), frente al cañón, y el bueno, soltando una frase chocante como en las películas dispara el cañón llevándose por delante al malo, que sale despedido vía propulsión manual (lo coges y lo lanzas) por toda la sala, estrellándose con el jarrón preferido de tu madre, que opta por seguir las leyes físicas elementales (si alguien inventa una máquina del tiempo, por favor que liquiden a Newton), e impacta sobre el suelo haciéndose mil y un pedazos (decena arriba, decena abajo). Lo bueno es que la alfombra ha amortiguado el sonido, lo malo que la alfombra no va a disimular los trozos, así que hay que recomponerlo a ser posible, o te va a caer un castigo que aunque tengas 8 años en ese momento la próxima vez que salgas de casa será el día de tu boda. Tú agachas la cabeza, y sales corriendo poniendo un pie delante de otro como hacen en las películas los ninjas, cruzas la entradita, atraviesas la cocina, llegas al armario de las herramientas, trincas el superglue y sales pitando otra vez. Justo en medio de la cocina es cuando ocurre una distorsión espacio temporal: el mundo se mueve a cámara lenta y mientras estás dando el saltito entre dos pasos de la carrera tu madre te mira de reojo con los párpados medio entornados y te zampa… ¿Ya te has cargado el jarrón, no?

Tu cara te ha delatado. Tu cara es tu peor enemigo. No puedes ocultarle nada a alguien que es capaz de leer en la cara, y menos a tu madre, que te conoce como si te hubiera parido. Lo que en una buena cantidad de los casos será cierto.

Pero hay más casos, hay gente que no domina el tema tanto como tu madre pero lo intenta. Por ejemplo tu profesor de geografía. ¿O acaso no lo recuerdas? El día que fuiste (uno de tantos, pillastre, que nos conocemos) sin tener ni idea de los ríos de agua salada que se pueden encontrar en el norte de la Península del Yucatán. Treinta niños en la clase, todos mirando fíjamente con ojos de pavor al profesor. Y sí, los profesores son auténticos depredadores, pueden oler tu miedo, pero sobre todo pueden leer en tu cara la lección… y tú no tienes ni la primera coma. Y claro, tú que eres el único que no tiene ni pajolera idea eres el primero en caer. ¿Casualidad? Dudosamente…

También hay gente especializada. Un clásico entre los clásicos… Entras con cara compungida en una farmacia, con los ojos desorbitados, mirando a todos lados mientras te frotas las manos casi como si quisieras lavártelas. El farmaceutico te mira de pies a cabeza, concentrándose en la cara. Tú sabes que está analizándote, parece una máquina mientras su ojo clínico atraviesa capa tras capa y te estudia. No, las tetas no, he dicho que se concentra en la cara, malpensados. Tú tienes esa carita que es igual que la que ponía el perro del anuncio aquél… le han echado, no le quieren… Y entonces el farmaceutico ya lo sabe, te sonríe y tú suspiras aliviado porque sabes que él lo sabe. ¿Un predictor, no?

Terrorífico. ¿Verdad?

5 pensamientos en “Sin palabras

  1. Pikifiore

    Jajajaaa,chiquillo,es que has bordado la recreación playmobilistica.Cuanta razon desprenden tus sabias palabras;). ¿Por qué las madres tienen ese super radar?Tienen un catalogo detodas las caras de culpabilidad posibles de sus vástagos y las memorizan cada noche para no pasar ni una…Ayy,en mi caso fue un cuadro

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  2. Alba

    Esto.. Uhmmm… A mi no me ha pasado nada semejante (imaginame con mis alitas de angelito) siempre tan buena… Nunca jamás he mentido a mi madre, y jamás de los jamases me ha pillado… No he hecho trastadas de niña ni esas cosas…

    Fijate que te voy a tener que dar la razón, que es bien cierto eso de que las madres tienen memorizada cada una de las caras que ponemos los hijos cuando cometemos fechorias jeje

    Un beso

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  3. Mosky

    Pues… Después de leerlo entero me queda una única duda: ¿realmente habrá ríos de aguala salada en el norte de la Península del Yucatán? ¿Ríos salados? ¿En serio? Sólo el tiempo lo dirá, sólo el tiempo.

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  4. AOH/Rasczak Autor

    Pikifiore, es que para algunas cosas a las madres las cortan todas por el mismo patrón, yo creo que hay un gen que permanece oculto hasta tener un hijo y que activa una buena cantidad de superpoderes. XD

    Gianna, pues no había oído ni leído ese monólogo pero está bastante bien. Aunque no te lo creas lo de las madres era para hacer bulto y yo quería que la gracia estuviera en lo demás, aunque parece que esta vez los teloneros han sido mucho mejores que el grupo titular del concierto.

    Alba, claro… claro… si yo te creo. ;)

    Mosky, veo que tú tampoco tienes aprendida la lección, seguro que a tí te pillaron más de una vez así. XD

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