La felicidad con alas

No creo que haya necesidad de convencer a nadie hoy día de que todo lo que sale por la televisión es indefectiblemente verdad. ¿Por qué razón nos iban a mentir esos señores tan simpáticos que son publicitarios? Ellos me han dado la llave de la felicidad, tanto tiempo buscándola inútilmente y resulta que tenía la fuente de la felicidad en el supermercado, aquí al ladito, en la sección de higiene femenina.

Porque he visto la luz, la felicidad se llama Evax y tiene alas. No puede uno por menos que sentirse inclinado a hacerse un cambio de sexo cuando ve esos anuncios tan maravillosos de las compresas. “Hola, soy tu menstruación”. “Ah, vale, guay, vamos a montarnos una fiesta psicodélica”.

Probablemente haya mujeres que en “esos días” digan que se está de todo menos divertida, pero eso es porque ven poco la tele, si no sabrían que la menstruación es una señora de rojo divertidísima que (lástima que solo es una vez cada mes, más o menos) provoca un cachondeito y buen rollo generalizado. Pero cuidado porque no es oro todo lo que reluce, que la de rojo (no se ve en pantalla pero se intuye) es algo así como un camello.

Ella llega (ahora se lleva eso, antes salía un líquido azul bastante menos divertido, pero se ve que no cundía ya con el tema del ácido), se presenta y normalmente siempre sale alguien con un paquetito de colorines presta a plantarse la compresa para llevarse mejor con la de rojo. Y he ahí el quid de la cuestión, la compresa produce un efecto no solo tranquilizador (al saber que no se escapa nada) sino euforizante que te cagas, vamos que te pones una de esas y es mejor que quince tripis. La cosa se dispara cuando la compresa tiene alas, riete tú del Red Bull, las chavalas ya se ponen en un plan que de verdad no sabes si realmente la compresa es un método nuevo para drogarse a través de las cañerías inferiores o si será alguna clase de lengua juguetona autónoma. Realmente tremendo lo que es capaz de provocar la tipa de rojo con una bolsita de Evax.

Y ahora lo han mejorado aún más, ahora las hay incluso “odorfresh” que según la publicidad (que es verdad, de verdad de la buena, tiene que serlo si sale en la tele) debe ser lo más próximo a plantarse en el papo (o potorro, que estoy hoy con pocas ganas de decir palabras malsonantes) una plantilla devorolor, con la desventaja que la devorolor es reutilizable. Igual igual no puede ser, o al menos al usar las devorolor en los pies, lo único que consigues es que no canten demasiado los zapatos, y si acaso que te aprieten un poco más si van escasos.

Desde mi punto de vista a la de rojo deberían investigarla por tráfico de estupefacientes y mandarla a chirona unos cuantos años, que vuelva el líquido azul que tenía su chiste. Mientras, los hombres nos arrepentiremos de carecer de esa facilidad para alcanzar la felicidad absoluta (o el colocón brutal) de que afortunadamente disponen las mujeres. A lo mejor dentro de nada empiezan a prescribir las compresas como drogas terapéuticas, y hasta acaban con el problema de legalizar la marihuana; la de rojo sería toda una heroína popular al nivel de Juana de Arco o más, o más…

2 pensamientos en “La felicidad con alas

  1. FrunobulEvax

    No hay nada que odie más en el mundo que el anuncio de compresas con sistema odorfresh que mencionas; ése en el que sale una mujer de rojo estreñida y haciendo el imbécil con todas sus fuerzas, paseando una burbujita por el bosque. Odio a muerte a los publicistas que parieron eso. Quiero sus cabezas.

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  2. Anchoa a la vinagreta

    Yo, a parte de partirme el culo con los anuncios estos de pacotilla, me rio más cuando sé que las feministas que pusieron el grito en el cielo con el anuncio del queso de «tetilla» se tienen que callar la boca (seguro que alguna prefieriría ponerse un queso que la compresa después de ver el anuncio)

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