Las dietas milagro

El veranito ya llegó y con él las lamentaciones, los «asaltos» al gimnasio, el desempolvar la bicicleta y como no, la vuelta de la fe en esa dieta que todos los años es diferente, pero que es la bomba, capaz de quitarte esos 80 kilitos que te sobran en 15 días (año más, año menos).

La dieta de la lechuga, la dieta atkins, la dieta equilibrada, la china, la del sirope de salvia, la del limón, la del bocadillo, la del chocolate, hasta la dieta de la luna (que no tengo muy claro de que va, pero cuya efectividad supongo similar a la Dieta de San Judas, que consiste en ponerle un par de velas al Santo Patrón de los Casos Perdidos y esperar a que se obre el milagro). Eso sin contar todos esos maravillosos productos que pueden convertirnos de la noche a la mañana, en sílfides a ellas, y más o menos en espantapájaros a ellos, y que nos venden según el caché por el día (léase lipograsiles, por ejemplo), o los famosetes más entrada la madrugada si el producto es menos famoso (o si lo traen de estrangis desde Bulgaria y tiene como componente fundamental los polvos de talco), supongo que lo que falla es que no llevan bífidus. Y si le podemos añadir, si es que con la dieta y las pastillas de diarreizar… perdón, de adelgazar, no hemos tenido suficiente, siempre podemos echar mano del grandísimo Chuck Norris que está más que dispuesto a vendernos toda esa serie de aparatos que con 5 minutos al día durante una semana te dejan los abdominales como una tableta de chocolate y más planos que una tabla de planchar aunque lo que tengas sea una curva de la felicidad equivalente a unos trillizos de 7 meses; cacharros que por cierto, todos los años cambian de color y nombre por si cuela, y volvemos a caer un año y otro, que lo han visto estos ojitos que se van a comer los gusanos.

Mención aparte merece eso de «la dieta del sexo», nombre atractivo donde los haya y que a pesar de lo llamativo todavía no he conocido a nadie que haya demostrado que funciona. Se me ocurren varios motivos por los que no funcione: el primero es que viene a ser un tongo más (como casi todas las demás dietas, y ojo que éste es el motivo optimista), el segundo es que en España somos tan gandules que cuando nos dicen que el sexo adelgaza lo equiparamos al tener que hacer esfuerzo y se nos quitan las ganas hasta de echar un polvo, y el tercero (con diferencia el peor) es que a pesar de todo aquí se moja poco y mal (jodido la hemos, amigo Sancho). Yo de todas formas me inclino a pensar que es la primera opción (a pesar de que la tercera está testada científicamente), porque también se dijo en su día que una pajilla consumía el equivalente en calorías que una carrera de 800 metros, y me se yo de más de uno y más de dos que casi que tenían que estar en la selección olímpica con un cuerpo 10 solo por la perseverancia; pero va a ser que no.

Así que yo voy a proponer mi propia dieta. Resulta que la semana pasada me pesé y he perdido 3 kilitos desde la vez anterior (hayá por el 2003, tampoco piense nadie que yo me peso semana sí semana también), y haciéndo una riquísima dieta con base de guisados clásicos mediterraneos, comida china, embutidos con alto contenido graso y golosinas variadas (desde chicles hasta el infinito y más allá); como quiera que la diferencia entre mi alimentación y el 99’99999% del chiquillerío entre los 25 y los 30 son las golosinas, me veo en la tesitura de tener que advertir que atiborrarse todas las semanas con medio kilo (o un kilo, si es especial) de golosinas contribuye al adelgazamiento del sujeto.

Total, si la dieta de la luna es creible, por qué no va a serlo la dieta de la chuchería.

4 pensamientos en “Las dietas milagro

  1. Anchoa a la vinagreta

    SATAN ES TELECO

    Ayer me comentaron una noticia inquietante: según parece en el programa «La rosa de los vientos» dieron una noticia sobre Cartagena, más concretamente sobre «Antigones». Antigones es una antigua dependencia militar que está siendo remodelada para albergar la escuela de teleco. Pues bien, cuando comenzaron la limpeza del interior del edificio se toparon son una de las salas adecuada para la realizacion de misas negras. Parece ser que no se trataba tan solo de las típicas pintadas y algún colchon tirado por el suelo, sino que la cosa estaba más que bien preparada y acondicionada para los ritos satánicos.
    A día de hoy, el edificio está finalizado (guiño de starcarf) y la cosa da un poco de yuyu sabiendo que más de uno haremos ahí los exámenes de Junio (y quizas el año que viene daremos clase allí). Supongo que cada uno tendremos que llevar nuestra propia agua bendita y el carton de tabaco (al más puro estilo Constantine).
    Esto confirma mis teorías de una fuerza oculta en la Universidad dedicada a las conspiraciones de alto nivel, al fin se muestra mi archienemigo…nada mas y nada menos que Satán.
    Pero lo realmente preocupante es….¿Dónde coño han ido ahora a hacer las misas negras?????.. si vivís cerca de una casa abandonada..VIGILAD!!!!!
    Tendré que investigar más el asunto…pero yo, si voy a una misa negra y no veo una teta, a mi me devuelven el dinero.

    Saludos Anchoa a la vinagreta

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  2. Su

    Completamente de acuerdo contigo, la dieta de la gominola puede ser tan efectiva como cualquier otra.

    Mira, mismamente ahora mientras te escribo tengo un tronquito de cola con picapica en la boca y para cuando se me acabe tengo delante una bolsa de considerable tamaño llena de fresas, cerditos, dedos con y sin picapica, señales, discos y manzanas :-))

    Las veces que he intentado hacer dieta (o sea, intentado reducir el consumo de colacao con galletas y procurar cenar ligero) he sido incapaz. Puedo reducir el colacao, puedo reduccir las galletas, puedo reducir la ingesta de comida basura varia, pero las gominolas…. de verdad que no.

    Son la alegría de la vida.

    Un beso

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  3. ezne



    ¿la de la gominola tiene efectos secundarios???

    Estuve paseandome un paseo por aqui, y la verdad que me gustó mucho, me eché unas risas, y eso, a las 9 de la mañana, sin suficiente café en vena es toda una proeza.

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